En lenguaje para primer grado de primaria los niños aprenden a hablar, pensar, expresar sus deseos y emociones, asimilar los valores de su familia y su comunidad, plantear y resolver problemas e interiorizar sus propios valores.
Se centra en el niño y la niña, y se supone que los docentes de este primer grado deben proporcionar circunstancias que permitan a los alumnos desarrollar una conexión entre la pertenencia a una cultura y su visión única del mundo, que animen a los alumnos a compartir sus conocimientos y experiencias, a implicarse en iniciativas que apoyen la incorporación y el aprecio del entorno natural, familiar, social y cultural, a recopilar, leer y crear textos basados en la tradición oral, entre otras cosas.
El lenguaje es considerado como el instrumento más significativo para la formación de significados, el desarrollo de valores, la adquisición de conocimientos y la comprensión del mundo interior y del entorno cultural cotidiano.
A través del desarrollo sistemático del lenguaje en todos sus aspectos, incluyendo la escucha, el habla y las actitudes comunicativas, así como la lectura, la escritura, la creación y la producción comunicativa con su entorno y sus propias experiencias, el Área apoya el desarrollo personal y social del niño y la niña.
Los niños y niñas que inician la educación primaria son capaces de utilizar el idioma en diversos contextos y cuentan con una sólida base lingüística gracias a las interacciones verbales con sus compañeros, familiares y cuidadores.
En esta primera etapa, los profesores deben trabajar para identificar en cada alumno el crecimiento de los diversos talentos lingüísticos, incluidos sus grados de expresión y comprensión vocal en diversos contextos, así como su exposición previa al lenguaje escrito.
Para ello, es necesario realizar un análisis exhaustivo de los diversos elementos que intervienen en las actividades comunicativas, incluyendo cómo se desenvuelve en situaciones de intercambio verbal, cómo interactúa con los demás, los objetivos del uso de la lengua, las formas lingüísticas empleadas y el contenido del mensaje que comunica.
El método que parece más adecuado para realizar una evaluación preliminar de los alumnos es la observación sistemática. Es posible realizar observaciones en cualquier circunstancia que despierte la atención de los niños, ya sea imprevista o espontánea (como entradas, salidas, juegos, etc.). (trabajo en grupo o cualquier actividad en el aula).
Deben llevarse a cabo con regularidad, y dejar constancia escrita de ellas puede ser muy beneficioso. Los niños que empiezan la escuela proceden de entornos muy diversos, y esta diversidad se refleja en sus intereses, motivaciones y expresiones verbales, así como en sus procesos individuales de aprendizaje y desarrollo.
En consecuencia, parece crucial ofrecer un enfoque educativo variado que tenga en cuenta la singularidad de los alumnos. Para ello, hay que buscar una variedad de tácticas didácticas que incluyan actividades de diversos tipos, materiales de diversa índole y técnicas de agrupamiento flexibles.
Además, hay que reconocer que no existe un único modelo lingüístico del que partir, sino que lo más lógico es desarrollar una actitud de respeto hacia la diversidad lingüística presente en el aula, huyendo de cualquier rechazo o infravaloración de cualquier variación lingüística.